Bienvenidos a mi blog.
Un espacio donde nos vamos a encontrar desde el lenguaje más simple: el corazón.
Donde cada palabra nace del alma y cada historia es un puente hacia la comprensión, el amor y la sanación.
Hoy quiero compartirte algo muy personal. Algo que marcó mi vida para siempre: la llegada —y la partida— de mi hija Emma.
Cuando perdí a Emma, ningún profesional médico me habló de lo que estaba comenzando a vivir. Nadie me dijo que estaba entrando en un duelo perinatal. Ni una palabra. Ni una guía.
Recuerdo que me ingresaron en el último cuarto del área de partos. Quizás fue un gesto de empatía. Tal vez intentaron protegerme del contraste con las demás madres. Pero aun así, mientras yo daba a luz a Emma en silencio… las bocinas del hospital sonaban con risas, llantos, nacimientos, celebraciones.
Un mundo entero celebrando la vida, mientras yo sostenía la ausencia.
Los médicos me hablaron de todos mis cuidados y me dijeron que no debía sentir culpa, pues era algo normal en primerizas, yo, en medio del dolor, lo tomé como algo normal.
Hasta que mi alma comenzó a pedir respuestas.
Una tarde escribí en Google: “hijos no nacidos”.
Y lo que encontré fue casi nada.
Solo después de un largo tiempo descubrí que lo que estaba buscando se escondía tras palabras técnicas, distantes: duelo gestacional, duelo perinatal.
Palabras frías para una experiencia profundamente humana.
Y me di cuenta de algo que me marcó:
Si no conoces algo, simplemente para ti no existe. Los médicos me vendieron la idea que lo que me había pasado era algo normal en primerizas, se preocupaba mucho por recordarme que iba a tener otros hijos y que Emma estaba muy pequeña. Después de eso:
Ningún familiar me explico.
Ningún especialista me lo explicó.
Y ese silencio fue tan doloroso como la pérdida misma.
Fue entonces cuando nació mi libro:
“Hablemos de nuestros hijos no nacidos”.
Un título simple, profundo.
Un título que cualquier corazón puede entender.
Porque para mí, es eso: hablar. Nombrarlos. Darles lugar.
Es mi forma de honrar a Emma.
Es mi forma de decir que ella existe, que forma parte de mi historia, de mi hogar, de nuestro árbol genealógico. Suficientemente cruel para todas las mujeres recibir siempre la recomendación por parte del Ginecologo, que solo podemos contar nuestro embarazo después de las doce semanas porque nunca se sabe que puede pasar, pero ese nunca, jamás lo explican.
Y es así como se entiende que EL EMBARAZO SE NIEGA LAS PRIMERAS SEMANAS PORQUE LA SOCIEDAD NIEGA LA MUERTE PERINATAL.
Emma me transformó.
Abrió puertas.
Me llenó de fortaleza.
Me presento personas, lugares que jamás pensé llegar.
Hoy, junto con su padre, aprendimos a amar entre el cielo y la tierra.
Y descubrimos que cada hijo, llega con un propósito, con un mensaje, con algo sagrado que nos eleva el corazón.
Por eso este blog se llama así:
“La Felicidad de Ser Voz”.
Porque ser la voz de Emma es mi honor más grande.
Y porque sé que hay muchas voces más que también merecen ser escuchadas.
Este espacio es para eso.
Para ponerle palabras al silencio.
Para decir lo que muchas veces se calla.
Para acompañarnos en un duelo que no debería vivirse en soledad.
Si estás atravesando algo parecido, te abrazo.
No estás sola.
Y te invito a que caminemos juntas, paso a paso, palabra a palabra, hacia la sanación.